Cómo desmaquillarte según tu tipo de piel


No sólo es importante desmaquillarse, sino que también es imprescindible hacerlo bien. Para ello, conocer nuestra propia piel y el tipo de productos que más le convienen es fundamental si queremos obtener buenos resultados que eviten que nuestra piel se reseque y envejezca más rápido.

Las pieles secas y sensibles necesitan productos muy suaves e hidratantes como las leches desmaquilladoras o los aceites, pues generalmente tienen una falta de sebo que debe quedar compensada. Los aceites desmaquillantes, por ejemplo, aportan a la piel los ácidos grasos que necesita.

En proceso es fácil: humedece un poco un algodón y ponle encima un poco del aceite o la leche. Pásalo por toda la cara eliminando cualquier residuo de maquillaje que pueda quedar. Procura no utilizar mousse si tienes la piel sensible, pues la resecará más todavía.

Si tu caso es el de la piel seca, evita productos como el jabón o los geles limpiadores o hidratantes, pues la epidermis se reseca más todavía con los productos de efecto detergente y con las aguas con cal. El agua de rosas suaviza e hidrata el cutis.

Las pieles grasas precisan un lavado en profundidad que elimine esta sensación. Debes buscar productos que refresquen tu piel como los aceites esenciales purificantes, aguas desmaquillantes o los limpiadores no grasos, que además pueden tonificar el cutis.

Te irá bien lavar la cara con agua fría y jabón (resecan un poco la piel y así quitan algo de grasa) y posteriormente aplicar una crema hidratante para reavivar la piel.

Sin embargo, desmaquillarse es una tarea importante para cualquier tipo de piel, que debe eliminar a toda costa cualquier residuo del maquillaje. Recuerda que la zona más sensible son los ojos (que puedes desmaquillar con un producto especial) y la más importante es la zona de la frente, la nariz y la barbilla, donde se concentra la mayor cantidad de grasa.

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