Aunque la mayoría somos conscientes de que un exceso de exposición solar puede resultar peligroso y nocivo para nuestra piel, es importante saber que hay algunos tipos de pieles todavía más sensibles que deben tomar precauciones mucho más especiales.
Estas pieles no son demasiado difíciles de identificar, aunque por si todavía tienes dudas puedes guiarte por los siguientes perfiles a los que habitualmente caracterizan:
– Cabello pelirrojo o rubio.
– Ojos claritos como los azules y verdes, ya sean claros u oscuros.
– Piel albina, muy blanca o clara.
– Bastantes pecas en la piel.
– Irritaciones y problemas cutáneos frecuentes.
– Poca capacidad de bronceado.
Como resulta evidente, si crees que estás dentro de este grupo es esencial que tengas unos cuidados especiales con tu piel antes y después de tomar el sol y que, evidentemente, evites las peores horas de sol entre las 12 y las seis de la tarde.
Si no lo haces, tu piel podría sufrir problemas cutáneos derivados del efecto de las radiaciones de los rayos UVA, pues el sistema de fotoprotección natural del cuerpo humano resulta insignificante.
De este modo, las pieles más delicadas podrían sufrir problemas fototóxicos como fuertes quemaduras (provocadas por medicamentos o cosméticos que no hacen efecto) o fotoalérgicos, que son aquellas reacciones relativas a los molestos eczemas que pueden aparecer por todo el cuerpo.
También las pieles con otros problemas como las manchas, los lunares, el acné o el herpes deben tener un cuidado muy especial a la hora de exponerse al sol, pues éste podría potenciarlos todavía más.
Sea cual sea tu caso, debes recordar que no solamente es necesario utilizar una crema de protección solar sino escoger aquellas que se adapten a la perfección a las necesidades y características específicas de tu piel.
Algunos de los productos más adecuados contienen pantallas órgano-minerales, pantallas minerales o filtros orgánicos que ayudan a controlar la situación.