Los polvos de sol son un producto de maquillaje muy útil. Y es que, con ellos, es posible darle un toque bronceado a la piel sin necesidad de tomar el sol. Pero, además, son ideales también para el contouring y poder resaltar o disimular algunas zonas del rostro y del cuello. Aquí te vamos a dar todas las claves para que los elijas adecuadamente y les puedas sacar el máximo partido con estos trucos.
Elección
Como habrás observado en muchas tiendas, los polvos de sol no son todos iguales. Para hacer una buena elección y conseguir buenos resultados con el fin de que la piel se vea tocada por el sol y con un bello toque dorado, es clave fijarse en una serie de aspectos.
Uno de ellos es el color. Siempre es mejor optar por polvos de sol que sean de varios colores para acertar más fácilmente con el color. Además, hay que fijarse en que la tonalidad elegida nunca sea superior en dos o tres tonos al color de la propia piel bronceada.
Aplicación
Para conseguir buenos resultados, los polvos de sol nunca deben aplicarse como una máscara. Es decir, bajo ellos se tiene que poder ver parte de la piel natural para que el rostro parezca más fresco.
Además, no hay que olvidarse de aplicarlos también por la zona del cuello y del escote para que no haya contrastes. Y, precisamente, en relación al cuello, los polvos de sol son un producto ideal para estilizarlo a través del contouring. Para ello, tan solo hay que aplicar un poco bajo la línea de la mandíbula y luego descender por los laterales, comprendiendo la zona que va desde el hueco detrás de la oreja hacia la clavícula.
Otro buen truco para conseguir ese tono dorado pero fresco es mezclar los polvos de sol con colorete. Aquí la elección del color del blush es clave. Nunca debe ser de tonos marrones o terracotas. Para aportar ese frescor, es preciso que sean tonalidades coral, rosa o melocotón.
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