Son muchas las mujeres que tienen problemas de grasa y acné en el cutis, y para solucionarlo buscan constantemente productos del mercado cosmético convencional. Independientemente de que esos artículos den mejores o peores resultados, a veces también es conveniente darle un respiro a la piel y retomar las recetas caseras que se usaban antaño para combatir diferentes problemas cutáneos.
En el caso de hoy veremos cómo preparar una sencillísima mascarilla casera a base de tomate, un ingrediente que todas tenemos a mano y que podremos utilizar con este fin de un modo rápido y eficaz. El tomate es uno de esos alimentos de uso habitual en nuestra dieta, y con él tenemos un aporte extra de vitaminas A y C, así como de antioxidantes. Pero hoy veremos cómo darle otro uso, concretamente aplicándolo directamente sobre la piel.
La mascarilla
Para hacer esta mascarilla necesitas un par de tomates de tamaño medio-grande y que ya estén maduros (genial para aprovechar alguno que se te ha puesto un poco pocho). Pélalos y luego tritúralos hasta que su textura sea lo suficientemente expandible para poder aplicarla directamente sobre el rostro. Si lo prefieres, puedes hervirlos primero un poco, así te resultará más fácil pelarlos. Tampoco importa que los apliques algo templados, incluso eso puede facilitar que el poro se abra un poquito más. Al fin y al cabo, se trata de una mascarilla limpiadora purificante.
Aplícala directamente sobre la zona T, que es la más propensa a la grasa, pero si tienes otro tipo de impurezas en el resto del rostro, puedes cubrirlo completamente con ella. Si lo que buscas es una limpieza más profunda, añádele una cucharada de azúcar y mezcla bien los dos ingredientes. Aplica la mascarilla con suaves movimientos de masaje para que el azúcar actúe como un exfoliante. Deja que actúe un cuarto de hora y aclárate con agua tibia. Completa tu limpieza con un tónico y tu hidratante habitual.