Lavado de cabeza perfecto para un cabello impecable


Son muchas las ocasiones en las que acudes desorientada a una perfumería y después de consultar varios envases, lejos de encontrar respuesta, tienes más dudas. Actualmente, el mercado capilar alcanza tantos tipos de productos que ya no sabemos donde elegir: cabello seco, graso, con caspa, puntas abiertas, teñidos, teñidos y permanentados… Ninguno de ellos te dará el resultado que esperas si no tienes en cuenta que el modo en que nos lavamos el cabello es el paso principal para quedar satisfecha y que sólo con un lavado de cabeza perfecto tendrás un cabello impecable.

En primer lugar, hay que elegir la temperatura del agua, nunca demasiado caliente. Después, pon una nuez de champú en la palma de la mano y la vas repartiendo por las raíces antes de iniciar un leve masaje. Independientemente de que espume o no, esta primera aplicación hay que aclararla por completo. Nunca debes echar un segundo chorro de agua para obtener más espuma. La segunda vez que eches champú, comprueba con las yemas que las raíces están totalmente impregnadas (de nada sirve una melena llena de espuma si la raíz ha rechazado el producto).

Continúa masajeando toda la cabeza, abriendo bien el pelo y no dejando ni un milímetro sin tratar, especialmente sienes, coronilla y nuca. Procede a aclarar abundantemente, abriendo mucho los mechones desde la raíz también en esta fase. El aclarado tiene que durar unos 3 minutos y podrás notar la limpieza de cada zona, puesto que tus dedos chirriarán al contacto con el cabello limpio si haces un leve arrastrado. Sin separar el grifo de la cabeza, ve bajando la temperatura hasta el grado más frío que puedas soportar. Esta acción cierra el poro, impidiendo que se ensucie fácilmente. Además, el agua fría le da un brillo especial al cabello.

En ocasiones, hay quien requiere tres aplicaciones de champú. Es preferible darlas para eliminar todo resto de sudoración capilar. Terminado el lavado, hay que pasar una toalla por el cabello, con suavidad. No caigas en la mala costumbre de frotar con la toalla, ya que esto sólo quiebra, reseca y elimina el brillo. Debes dedicar su tiempo al lavado de cabeza si quieres que los productos empleados y el peinado elegido den el resultado elegido.

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