Hacerse la manicura en casa


De todos es sabido que las manos son una parte de nuestro cuerpo que dice de nosotras mucho más de lo que pretendemos; hay gestos, movimientos, cantidad de detalles que nos definen y nos ayudan reforzar la conversación que estamos llevando a cabo. Más allá del análisis psicológico de los gestos, tus manos también pueden decir mucho de ti por el modo en que las llevas arregladas, y por lo tanto, mucho dirán en tu contra si están sin arreglar.

Hacerse la manicura semanalmente es la manera ideal de poder disfrutar siempre de unas manos en condiciones, lo que ocurre es que no todo el mundo se puede permitir acudir al salón de belleza, ni tampoco es tan fácil hacerse la manicura en casa y obtener los mismos resultados. Pero tranquila, tampoco necesitas unas manos de exposición.

Para empezar, hay que dar forma a las uñas. Lo primero es conseguir que todas tengan la misma longitud, para ello, a veces es necesario cortar, para lo que podrás utilizar una tijera especial de manicura o un cortaúñas, preferiblemente del modelo alicate; personalmente, esta última opción me parece la más acertada, pues te facilita el realizarte un solo corte y evita que las uñas se astillen.

A continuación, está el limado, que conviene que se realice con una lima de cartón, un poco ancha, y siempre algo acostada, para evitar un desgaste de las capas superiores de la uña por frotación, como si les dieras contra una pared. Una vez que estén limadas, hay que ablandar las cutículas, y podrás hacerlo de 2 formas: o bien sumergiéndolas en un recipiente con agua templadita después de limar, o bien con un producto específico que te aplicarás antes del limado, para que vaya haciendo su efecto.

A continuación, arrastrarás suavemente las pielecitas sobrantes con un palito de naranjo, y no conviene que realices ningún corte, puesto que enseguida aparecerán pieles levantadas, por lo tanto, corta solamente las pieles duras de los laterales, y acostúmbrate a empujar las cutículas hacia arriba, verás cómo dejan de reaparecer. Por último, pinta las uñas del color que hayas elegido, siempre y cuando seas mañosa, de no ser así, decántate por tonos porcelana o un brillito natural.

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