Es posible que nunca hayas escuchado hablar del agua micelar, ya que es poco común en España. Muchas mujeres lo utilizan para desmaquillarse sin conocer sus verdaderas propiedades y los efectos que tiene sobre la piel, convirtiéndose en un complemento ideal para las pieles más sensibles. Este tipo de agua tiene muchos beneficios: no reseca la piel, no la deja grasa, es fácil de aplicar, limpia en profundidad y no necesita de enjuague.
Para quién no lo sepa, el agua micelar está formada por micelas, una estructura química esférica que atrapa la suciedad en su interior. Cuando la aplicamos sobre el rostro, actúa como un escudo que se forma alrededor de las moléculas de suciedad. Las micelas atraen el agua por un lado, aunque por el otro lo repelen. Esto permite que atraigan las grasas de la piel, emulsionándolas y retirándolas. Este mecanismo está detrás de los detergentes, que limpian con relativa facilidad los aceites.
Como ya hemos dicho, su principal uso es como desmaquillantes. Sin embargo, debería usarse después de maquillarse con leche limpiadora o con otros productos. Este producto, que podrás encontrar en diferentes marcas, tiene menos compuestos químicos que los tónicos y las leches limpiadoras, por lo que es más recomendable para las pieles más sensibles.
Para aplicar el agua micelar lo mejor es humedecer un poco de algodón con el producto y aplicarlo sobre el cutis con pequeños golpes o en pasadas suaves. Lo normal es que no necesite aclarado, aunque todo depende de la marca que se utilice.
Puedes utilizar el agua micelar durante el verano, aplicándotela con un spray sobre el rostro después de haberlo limpiado bien. Te servirá para refrescarte. Para que haga más efecto, puedes meter el bote en la nevera.