Los polvos compactos son uno de esos productos indispensables en nuestras rutinas diarias de belleza. Pero, ¿sabes si los estás usando correctamente? ¿O al menos si les están sacando todo el partido posible? Hoy vamos a ver algunos consejos básicos para que consigan, solos o sobre la base de maquillaje, hacer que tu rostro luzca siempre bello, sin brillos, con una textura uniforme y aterciopelada. Te contamos de qué forma lograrlo.
Cómo aplicar los polvos compactos
Con la propia esponja del producto o directamente con la brocha, aplica un toque en nariz, frente y barbilla, y extiende con la brocha haciendo movimientos del centro al exterior del rostro, y de arriba hacia abajo.
Solos o acompañados
Puedes ponerlos directamente sobre la piel para un maquillaje natural o encima de la base para que te dure más tiempo en perfecto estado y potencie su acción. No te olvides del cuello, si no conseguirás crear un antiestético efecto máscara. Puedes retocarte aplicando un toque de polvos si quieres que tu maquillaje mantenga su aspecto saludable durante todo el día. Llévalos siempre contigo en el bolso.
El color
Escoge una tonalidad para tus polvos que sea lo más similar al color natural de tu piel, al igual que hacemos con la base.
Polvos compactos vs polvos traslúcidos
Aunque son muy parecidos, los polvos traslúcidos ofrecen un acabado más suave y natural, y los compactos se adhieren más a la piel y hacen que tu rostro tenga un aspecto más “maquillado” dentro de la naturalidad que proporcionan. Si tienes la piel con tendencia a la grasa los traslúcidos te ayudarán a eliminar brillos. Los compactos ofrecen un acabado más aterciopelado y se pueden usar en todo tipo de pieles, aunque ya sabes que el formato polvo, si tienes la piel seca, puede hacer que se reseque más.