La piel no es igual cuando se tienen 20 que 30, 40 ó 50 años. Con el paso del tiempo va perdiendo hidratación y firmeza, aparecen líneas de expresión…. Son casos en los que es importante preparar bien el cutis antes del maquillaje para conseguir mejores resultados. Con estos trucos, será muy sencillo estar radiante.
Primeros pasos
Lo primero que hay que hacer es tener la piel bien hidratada por lo que habrá que darle un aporte extra de hidratación con la crema habitual de tratamiento o bien una que realice este aporte de una manera más intensiva.
A continuación, es el momento de aplicar la prebase, que debe ser específica en función del tipo de piel que se tenga y de las imperfecciones a corregir como poros abiertos, disimular líneas de expresión, eliminar brillos…
Tras la prebase, se extiende la base de maquillaje, que es importante que aporte pigmentación y durabilidad para que permanezca intacta durante más tiempo. Siempre es fundamental que el tono sea lo más parecido al color de la piel, pero en las pieles maduras aún lo es más para evitar un efecto antinatural e, incluso, parecer mucho mayor. Un buen truco, además, para hacer la elección correcta es probarla con varios tipos de iluminación y con el efecto flash de la cámara de fotos para evitar sorpresas.
En su elección igualmente es clave la textura. Está recomendada una más ligera para el día a día, mientras que para la noche es preferible utilizar una más cubriente. Y cuidado con la cantidad que se aplica. Nunca hay que excederse, sino que se debe extender muy bien para que quede fundida con la piel.
Trucos
Además de estos consejos, también se pueden seguir otros antes de empezar a aplicar el color para el maquillaje. Uno de ellos se basa en el uso de los correctores, que son clave cuando hay que corregir ojeras, granitos, manchas o rojeces para lo que hay colores específicos. Al igual que la base de maquillaje, siempre se deben extender muy bien para que no se noten.
Y no hay que olvidarse tampoco de las ventajas del contouring, que permite dar volumen al rostro o conseguir diferentes efectos con la aplicación de luces y sombras para realzar aquello que se desea. Para conseguir buenos resultados, se deben emplear productos de contouring específicos, que no es lo mismo que los polvos de sol u otros cosméticos.
Su correcta aplicación es decisiva. Primero se comienza con el iluminador en las zonas que se quieren resaltar para, luego, seguir la línea de pómulos, nariz, arco de Cupido, hueso de la frente, bajo las cejas y la barbilla. Luego se usa el tono más oscuro para dar profundidad, aplicándolo en sienes, bajo los pómulos, labio inferior, mandíbula si se quiere afinar el rostro, papada o puente de la nariz para estrecharla. El toque final es difuminar muy bien todo con una esponja o pincel.
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Excelente,me parecen muy buenos todos esos tipos,voy a ponerlos en práctica.