Entre todos los dichos populares que tenemos en nuestro país hay uno que siempre me llamó la atención y es el que dice que “Una mujer tiene 3 edades: la que tiene, la que aparenta y la que dice tener”… y la verdad es que esto se cumple en numerosas ocasiones, ya que a veces resulta casi imposible acertar la edad de muchas de nosotras porque el envejecimiento de la piel nos afecta de distinta manera a unas y a otras.
Hoy trataremos de ver cuáles son las causas que lo provocan y así poder encontrar la mejor solución para afrontarlo. En primer lugar cabe destacar la importancia de la herencia genética, que es responsable en un 30% del aspecto que tendrá nuestra piel con el paso de los años, así que el rostro de nuestra madre puede ser algo representativo de lo que seremos también nosotras de mayores en cuanto a densidad, pérdida de colágeno y elastina, turgencia y elasticidad de nuestro cutis.
El otro 70% de las causas que llevan a nuestra piel a un estado de envejecimiento se debe a la combinación de factores externos y a los cuidados que adquirimos en nuestra rutina de belleza. En este sentido caben destacar la contaminación ambiental, la exposición solar, el consumo de tabaco y alcohol, situaciones de estrés… así como la importancia que le des al hecho de limpiar tu piel a diario e hidratarla todo lo que necesita.
Por último, y muy a tener en cuenta, hay que considerar que la piel también sufre grandes cambios y consecuencias a raíz de desajustes hormonales como el embarazo y la menopausia, siendo ambas unas etapas en las que debemos cambiar los cuidados que le otorgamos habitualmente, teniendo en cuenta que durante las mismas se produce menos grasa y también hay menos actividad vascular, por lo que la piel se vuelve más seca, escamada y pierde elasticidad.