La boda del príncipe William y Kate Middleton ha sido una verdadera pasarela donde ponerme las botas para comentar todos los estilismos que la realeza ha mostrado en este evento de gran envergadura. Como españolita de a pie que soy, me gustaría comentar la elección de la princesa Letizia, dejando claro, de antemano, que a mí me suele gustar y de ello dejo constancia en un post anterior donde os explico cómo maquillarse como la princesa Letizia.
Lo que ocurre es que hoy no me ha dejado satisfecha, y es por la imagen global tan monocolor que ha proyectado. Si me ciño a un primer plano, puedo decir que está guapísima y maquillada a la perfección. Fiel a su estilo natural, en tonos rosados, con los ojos enmarcados en lápiz y eyeliner y un toque de iluminador bajo las cejas.
Me llama la atención su boca, con una elección perfecta tanto en el tono como en el perfilado, logrando aportar algo más de volumen a sus labios, ya que los tiene muy finos. El colorete que luce, es de total tendencia, puesto que tiende más a la aplicación en redondo sobre la mejilla que al trazo recto que baja desde el pómulo.
Me encanta el peinado, ya que para lucir sombrero lleva la melena ideal, con unos reflejos más naturales y peinada en bucles deshechos. Está guapa y elegante, pero, si ya la miro de pies a cabeza, veo que el tono del vestido y todos los complementos son exactamente iguales a su piel y a su maquillaje, lo que para mí ya no cumple la norma del conjunto perfecto entre maquillaje, peinado y vestido. Me gusta mucho más cuando opta por tonos que rompen un poco esa armonía tan monocromática (como el lavanda que eligió la Reina Sofía para la misma ocasión), ya que son mucho más favorecedores.