El cuidado de nuestras manos y pies ya no depende tan sólo de realizarse la manicura y la pedicura. Con los tiempos, van surgiendo nuevos tratamientos que ayudan a mejorar tanto el aspecto como la salud de nuestra piel, es el caso de la ictioterapia, una técnica importada de Turquía que está obteniendo grandes resultados en lo que a eliminación de células muertas se refiere. La ictioterapia nace de un modo casual: pacientes con soriasis sumergían sus pies en agua para aliviar y relajar su dolencia; empezaron a observar que sus durezas desaparecían y que ganaban en regeneración. En esas aguas habitaban unos peces llamados Garra Rufa, que se dedicaban a comer esas pieles a la vez que producían una placentera sensación de masaje y cosquilleo. De este modo, se consideró la posibilidad de utilizarlos en tratamientos corporales de belleza, lo que dio paso a la denominada ictioterapia.
Las sesiones se realizan con la piel completamente limpia, sin ningún tipo de crema ni otro producto en manos o pies. Se procede a su desinfección y se introducen en la pecera. Se recomienda no hacer ningún tipo de movimiento para evitar que los peces se espanten. Una sesión dura sobre media hora y a su término se puede perfeccionar su efecto con una lima, a continuación, si lo deseas, podrás hacerte la manicura o pedicura como de costumbre.
Los Garra Rufa sólo viven en aguas dulces cálidas, a unos 40º y son especie protegida por la Ley, de modo que los establecimientos que ofrecen este tratamiento deben garantizar su origen y su seguridad. Por lo novedoso y demandado que resulta, hay que tener cuidado puesto que le han salido numerosos imitadores, así que infórmate bien antes de someterte a una sesión. Algo que debes tener en cuenta es que en ningún caso causan molestia, ni mucho menos dolor. Si esto ocurre no están utilizando los peces auténticos.