Como no podía ser menos, la 68ª edición de la Mostra de Venecia nos sirvió, un año más, para poder fijarnos en todas las celebrities que desembarcaron en la bella ciudad para acudir a tan prestigioso festival cinematográfico. Entre las más elegantes que allí pudimos ver se encontraba Kate Winslet, famosa en el mundo entero por su papel en la inolvidable películata “Titanic” coprotagonizada con Leonardo di Caprio, y que la lanzó a una imparable carrera, siempre al lado de los más importantes actores y directores.
En esta ocasión, Kate acudió a Venecia para presentar “Un dios salvaje”, adaptación cinematográfica a cargo de Roman Polanski que recibió grandes ovaciones, y que ella protagoniza. La primera aparición que Kate hizo ante los medios al llegar a la romántica ciudad, fue para atender a las preguntas que allí le realizaron sobre el film, con posado en photocall incluido, por lo que su acertada imagen resultaba muy informal.
Kate vestía camiseta negra lisa con blazer beige, y lucía un recogido informal muy favorecedor y juvenil, done la gracia se la aportaban los dos mechones que caían hacia ambos lados de su rostro, a modo de flequillo abierto con raya al lado. Su maquillaje era perfecto, ya que no ocultó en ningún momento lo claro de su piel, un efecto que se logra con bases translúcidas, y que quedan genial cuando les aportas el toque final de colorete rosado.
En sus ojos, una mirada limpia y clara, con una fina línea muy cerca de las pestañas, a las que sólo dio la justa presencia con un rímel muy básico, y que dieron protagonismo a su boca, maquillada en tonos coral. Para la noche, Kate eligió un vestido en satén beige dorado que cautivó a todos los allí presentes, y lo acompañó de una coleta alta con un ligero tupé, que dejaba al descubierto un maquillaje del mismo estilo al diurno, sólo que los tonos del colorete y la barra iban en la línea de los melocotón.