En estos momentos estamos atravesando una crisis económica muy importante, por lo que el hecho de acudir a una entrevista de trabajo es, a día de hoy, una cita en la que estás apostándolo todo, y en ese todo, va incluido lo que por tu presencia percibirá de ti el entrevistador. Independientemente del rango laboral en el que te muevas, la buena presencia es esencial para tomar la última decisión.
Dicen que no hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión, y es una gran verdad; por ello, vamos a ver juntas en dónde podemos mejorar aspectos que puedan decir de nosotras más de lo que creemos. En primer lugar, y sólo por encima, puesto que no es mi campo, el estilo de ropa elegido debe ser acorde a lo que se espera de una candidata, pero hay algo fundamental: ropa cómoda que no tengas que andar recolocándote cada dos por tres.
No puedes distraer al entrevistador colocándote la tira del sujetador o subiendo la cadera del pantalón constantemente. Esto mismo ocurre con tu peinado, amén de que el pelo tiene que estar siempre limpio del mismo día, procura que no tape parte de tu cara, eso no suele gustar, indica que ocultas algo. Del mismo modo, el maquillaje tiene que ser muy natural, y no caigas en el error de pintarte de un modo excesivo ni inadecuado, puedes dar una imagen de superficial; a no ser que el empleo sea para una perfumería donde pidan gente con experiencia en estética: tú serás el mejor muestrario.
Las manos son fundamentales, dicen mucho más de ti de lo que puedas pensar. Procura llevar una bonita manicura, no muy llamativa ni con colores estridentes, pero sí que vean que tu piel es suave y que tus uñas presentan un aspecto muy limpio y cuidado. Si no tuviste tiempo o no sabes arreglarte las manos, bastará con que las lleves bien hidratadas y con una manito de brillo natural o porcelana. Eso sí, no te las pintes poco antes de ir, ya no porque se puedan estropear, sino porque el esmalte huele mucho y pueden pensar que eres una persona que deja todo para última hora.