Si estás buscando empleo, o cambiar el que ya tienes, te habrás encontrado más de mil veces con el requisito “Imprescindible buena imagen”, y puede que se hecho te haya enfurecido, te parezca sexista, o incluso anticonstitucional. Estarías en lo cierto si pidieran chicas extraordinariamente guapas y delgadas, pero no es así.
El concepto de buena imagen como requisito laboral, muy en contra de la mala fama que tiene, se refiere más bien a la imagen de limpieza e higiene que puedas proyectar, independientemente de que seas más guapa o más fea, más alta o más baja, más gorda o más delgada. Se trata de que tu presencia, tanto física como conductual, sea la apropiada para el puesto al que quieres optar.
Para ello, es fundamental comenzar con las normas básicas de higiene que todos conocemos, que se inician con una ducha matinal, y con la aplicación de desodorantes y toda clase de producto que nos ayuden a conservar ese frescor matutino. En este punto es importante destacar que, aún siendo invierno, conviene que siempre lleves las axilas perfectamente depiladas, ya que aunque no se vean, sí que evitarán que huelas a sudor.
El pelo es otro factor fundamental, y no hablo de ir a la peluquería a que te pongan “de boda”. Puedes llevar el pelo suelto, semi-recogido, hasta una coleta… lo importante es que se vea que está limpio y brillante, y que el peinado no es fruto de la dejadez. Aprovecha que ahora están de moda los moñitos, y si te favorecen, puedes ir perfectamente con uno informal, pero no descuidado.
El maquillaje es muy importante, pero sólo para dar un aspecto de buena cara. Será suficiente con una base fluida, un poco de raya y un toque de labios natural. Piensa que tu imagen proyecta lo que tú eres, así que no trates de engañar, al fin y al cabo, el puesto no es de modelo, por lo que conviene que siempre seas tú misma, con lo que siempre será tu imagen habitual.