¿Algún vicio confesable? El café. Así es como podríamos contestar a esa pregunta más de uno, ya que somos muchos los que encontramos en esta bebida algo más que un trago que nos espabile a primera hora o que nos temple durante el día. Desde el momento en que piensas “voy a preparar un café” ya se inicia un mecanismo que empieza a hacer que nos sintamos mejor, es parte del placer del ritual del buen cafetero.
Lo que ocurre es que su abuso no está para nada recomendado, por eso hay que medir bien la cantidad que se consume de manera habitual. Pero de lo que hablaremos hoy en este post no es de esos aspectos negativos, sino de los beneficios del café para la piel, tanto a la hora de beberlo como a la hora de utilizarlo como un ingrediente cosmético.
Poder anticelulítico
El café es un diurético, y como tal, ayuda a la eliminación de toxinas, mejorando notablemente el aspecto de nuestra piel. Esto es así siempre y cuando se consuma con moderación, ya que bebido en exceso, puede causar el efecto contrario. Por ello un par de tacitas al día no serían tema de preocupación. En cuanto a su utilización como ingrediente cosmético, el café deja la piel suave y además contribuye a despertarla, digamos que la “espabila” cargándola de energía, por lo que su regeneración se activa considerablemente.
Ingrediente comprado o casero
Son muchos los cosméticos que podemos encontrar actualmente que contienen cafeína, especialmente contornos de ojos y anticelulíticos. Pero también podemos utilizar el café que tenemos en casa, ya que una vez molido, se aplica directamente sobre la zona a tratar y se masajea suavemente, aunque también podrás añadírselo a tu gel de baño habitual. Una vez lo hayas aclarado con agua notarás la piel mucho más suave. Puedes utilizar el café simplemente molido, aunque como medida de ahorro, es preferible que aproveches el que queda en el filtro de la cafetera.