Durante muchísimos años, el color negro fue el más utilizado para pintarse los ojos. Tanto en lápiz y eyeliner como en rímel, el negro es el tono que confiere mayor arreglo, elegancia y sofisticación a la mirada. A pesar de ser un tono único que no cuenta con matices (salvo los que contienen pigmentos extra-black), son muchas las técnicas y combinaciones que puedes realizar con él, así como diferentes son también los looks que podrás conseguir.
Pero no siempre queremos maquillarnos de un modo notorio ni espectacular y para ello existen lápices de otros colores que pueden ayudarnos a mejorar el aspecto de nuestros ojos a la vez que mantienen un aire más natural. En este sentido destaca el buen uso que se está haciendo actualmente de los diferentes tipos de lápiz blanco para pintarse los ojos. Este artículo existe desde hace décadas pero es este año cuando más aceptación está recibiendo por parte de un gran número de mujeres.
Por un lado está el lápiz convencional de uso interno. Su mina ha de ser algo blanda para poder deslizarse fácilmente a la hora de pintar el ojo por dentro, puesto que es una zona muy sensible. A su vez, también ha de tener pigmentos con máximo poder de fijación, ya que esa línea está humedecida continuamente y debemos conseguir que el color quede bien marcado y no desaparezca rápidamente. Este tipo de raya blanca interior hace que el ojo parezca más grande y limpio, ya que maximiza el blanco natural de los ojos.
Otro tipo de lápiz blanco es el que usaremos para la zona exterior. Su mina puede ser algo más dura que el descrito anteriormente y para impedir que resbale primero pondremos una base de maquillaje mate en la zona a pintar. Otra diferencia que encontramos en este lápiz de más reciente incorporación es el tipo de acabado, que es de apariencia nacarada para poder ofrecer un aspecto más luminoso al ojo. Su uso es variado, aunque está especialmente recomendado para realizar un pequeño trazo en forma de V en el lagrimal.