El colorete es uno de los productos indispensables en nuestras rutinas diarias de belleza. Con la aplicación de un poco de rubor conseguimos aportar luz y frescura al rostro pero, cuidado, si lo empleas mal lograrás precisamente el efecto contrario, y tu maquillaje se echará a perder sin apenas darte cuenta. Hoy vamos a ver cuáles son esos errores que estás cometiendo y cómo los puedes solucionar. Teniéndolos identificados será mucho más sencillo.
Elegir mal el color
No todos los colores sientan bien a todas las pieles, por eso es una primera elección que tienes que tener en cuenta. Si tienes la piel clara un rosa pálido será muy favorecedor, y el coral sienta genial a las morenas.
Ponerte demasiado colorete
Un error que se comete habitual es el de aplicar demasiado colorete. Una cosa es que quieras darle color a tus mejillas, que parezca un sonrojo natural, que es de lo que se trata, y otra bien distinta es que el acabado sea totalmente artificial y nada favorecedor. Para hacerlo bien, coge poco producto, y aplícalo de poco en poco, y si ves que te has pasado puedes retirar el exceso de producto con un pañuelo o una brocha.
No probar otros formatos
Aunque lo más habitual es usar colorete en polvo, existen otros formatos como en crema, por ejemplo. Prueba a ver cuál es el más favorecedor, cómodo de aplicar y que te ofrece un mejor resultado. Quizá te lleves una sorpresa. Si tienes la piel seca el formato crema te va a proporcionar un acabado mucho más natural y bonito.
Usar una brocha inapropiada
Tan importante es usar un producto adecuado como aplicarlo adecuadamente. Nada de usar cualquier brocha que tengas por ahí; para el colorete necesitas una grande, redonda, con cerdas largas. Con el corte biselado es perfecta.