Hay quien piensa que para estar atractiva necesita elaborarse complicadísimas técnicas de maquillaje y utilizar un sinfín de productos de colorido, algo que es totalmente erróneo. Hay propuestas con una apariencia mucho más sencilla, cuyo resultado es altamente sensual y favorecedor. Técnicas que se basan en tonos neutros y en intensificar sutilmente rasgos como ojos y labios, pero no a base de colorido fuerte ni llamativo.
La base principal para lucir un maquillaje tan atractivo y perfecto como el de la fotografía está en tratar la piel para que se muestre libre de manchas, imperfecciones y brillos. Hay que conseguir que el cutis sea el lienzo perfecto sobre el que diseñar posteriormente los trazos que marcarán tu imagen. Para ello es fundamental concienciarse en la limpieza diaria y en una óptima hidratación, algo que nunca me cansaré de recalcar, ya que son los pilares de todo maquillaje impecable.
A la hora de maquillarte podrás empezar por utilizar una pre-base perfeccionadora, un producto que unifica tono y superficie de la piel. Luego necesitarás una base de maquillaje que sea apenas imperceptible, aplicándola de modo que no queden marcas en los contornos. Extiéndela también en párpados y labios, ayudarás a que el colorido se fije y te dure más tiempo. Intensifica tu mirada con lápiz, eyeliner y rímel negro. Procura trazar la línea muy pegada al nacimiento de las pestañas y termina con un rabillo, pero sin caer en grandes dimensiones.
Perfila los labios con un tono muy natural, como los beige o color maquillaje. Marca bien los contornos y luego cúbrelos con el labial, así conseguirás dar volumen de un modo natural, casi imperceptible. Aplícate la barra cubriendo el perfilado ligeramente, y usa un gloss efecto hidratación para un acabado más jugoso. Sube un poco el tono con un colorete melocotón en la zona de mejillas y pómulos. Habrás conseguido maquillarte poco y con mucho atractivo.