Manos hidratadas con baños de parafina


Nunca me cansaré de decir lo importante que es la hidratación para el bienestar de todo nuestro cuerpo, tanto a nivel interno como externo. Por ello, además de beber una media de litro y medio de agua, es importante utilizar los cosméticos que más nos ayuden a mantener la hidratación y elasticidad de la piel.

Pero en ocasiones, no podemos evitar que partes del cuerpo, como las manos, muestren signos de sequedad, debido a los cambios bruscos de temperatura y demás agentes externos que la provocan, puesto que siempre están expuestas a ellos. Como tratamiento complementario a tu hidratación habitual, te recomiendo que pruebes los baños a base de parafina que podrás realizarte en salones de belleza y/o spas, ya que la parafina ayuda a humedecer las capas profundas de la piel, creando una barrera que impide que la humedad se evapore, y permitiendo que la hidratación llegue hasta las capas más profundas de la piel, aumentando el flujo sanguíneo y rejuveneciéndola.

El tratamiento es muy sencillo: se derrite la parafina en un aparato específico que, no sólo la licua, sino que también mantiene la temperatura idónea, a modo de termostato, ya que el producto debe estar caliente, aunque tolerable al tacto. Mientras se pone a derretir, hay que encargarse de limpiar higiénicamente las manos, liberándolas de restos de cremas, perfumes, etc., a continuación, se aplica una crema hidratante hasta su total absorción.

Llegados a este punto, se procede a sumergir la mano en el aparato, siempre con los dedos separados, y se retira a la espera de que solidifique. Esta acción se repetirá 4 ó 5 veces, hasta crear una capa gruesa de parafina, a continuación, se envuelve con guantes de plástico (o papel film) y se cubre con unas manoplas o toallas que le ayuden a mantener el calor. Transcurrido un cuarto de hora, se procede a retirar todo completamente, y notarás tus manos profundamente hidratadas.

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