La boda del pasado viernes día 29, que tuvo como protagonistas al príncipe William y a Kate Middleton está llenando de imágenes y comentarios de lo más variado en prensa escrita, televisión, radios y todo tipo de blogs, pero, si en algo todo el mundo está absolutamente de acuerdo es en el gran descubrimiento que resultó ser Pippa, la hermana de la flamante novia, de quien podemos decir que su belleza, naturalidad y estilo acaparó casi la misma atención que la protagonista de este cuento de hadas.
Al igual que hizo su hermana Kate, Pippa eligió para este día tan importante, un look muy sencillo, juvenil y natural, algo que va a sentar un precedente que iremos notando tanto en novias como en invitadas a bodas durante este verano. Una base de maquillaje unificante acabada en polvo, en un tono doré, a modo de bronceado natural y sin brillos. Los ojos iban perfectamente enmarcados en raya negra el párpado inferior, y eyeliner en el mismo tono, en el superior, donde sólo podemos apreciar un poco de iluminador debajo del marco de las cejas, perfectamente depiladas, manteniendo el ancho natural que tanto se está imponiendo ahora.
La neutralidad elegida en su mirada fue un gran punto a su favor ya que Pippa llamó la atención, sobre todo, por lo hermoso de su sonrisa, una boca perfecta, en tonos rosa medios. Este color fue también el elegido para el rubor (en mi opinión, un poco exagerado), colorete muy marcado a la altura de las mejillas.
En cuanto al peinado, un semi-recogido con raya al lado, con ambos lados retirados por completo hacia la nuca, de donde manaba su melena natural con las puntas ligeramente en bucle. Este peinado fue una gran elección, puesto que la tarea de Pippa en la boda era hacerse cargo de las niñas de arras, de modo que le permitió inclinarse y agacharse todo lo necesario sin perder la elegancia en ningún momento, manteniéndose perfectamente peinada hasta el final.