Si no eres demasiado experta en maquillaje probablemente tengas un lío tremendo a la hora de diferenciar entre lo que llamamos el fondo de maquillaje y lo que es la base. Para que empieces a saber de qué te hablamos, te contamos sus características básicas.
La base de maquillaje es ese cosmético milagroso que ayuda a corregir los defectos e imperfecciones de la piel de nuestro rostro: unifica, aclara y matiza la piel dándole un aspecto luminoso y saludable. Sin embargo, muchas mujeres todavía piensan que esto es cosa del maquillaje tradicional, lo que conocemos como ‘fondo de maquillaje’, que debe aplicarse después de éste.
Así, estos productos potencian el efecto ‘buena cara’ aclarando las zonas en sombra y embelleciendo nuestros rasgos gracias a sus ingredientes hidratantes y activos que nos hacen tener el cutis más liso.
Podemos encontrar bases correctoras fluidas incoloras para conseguir el efecto luminoso deseado o bases coloreadas. Éstas cumplen una función distinta en función del color que apliquemos y del objetivo que tengamos; pueden depender del tono de piel, del ambiente, luz de día o de las características individuales.
El fondo de maquillaje, ‘fond de teint’ o ‘make up’ es lo que conocemos como el maquillaje tradicional, que ofrece colores similares a los distintos tonos de piel y que tiene como objetivo potenciar el resto de los productos de maquillaje para conseguir un efecto mejor. Así, el fondo no corrige las imperfecciones de la piel, sino que le proporciona finura, uniformidad y luminosidad.
Puedes encontrar fondos de maquillaje que se adaptan a cada tipo de piel: para cutis secos, grasos o sensibles, para pieles claras o mates, e incluso para conseguir un efecto más o menos natural.
El ‘fond de teint’ existe en espuma o fluido, este último más práctico y utilizado entre la mayoría de mujeres.
Posiblemente estás acostumbrada a utilizar únicamente el fondo de maquillaje, pero te aseguramos que aplicando también una base los resultados positivos son más que visibles.