El mundo de la cosmética saca al mercado diferentes tratamientos de belleza con diferentes finalidades, ya que lo mismo encuentras productos para limpiar tu piel, como protegerla del sol, para hidratarla, y también, en la mayoría de los casos, para luchar contra los signos evidentes del envejecimiento.
Como ocurre con casi todo, hay gente muy receptiva a probar todo aquel nuevo producto que sale a la venta, así como también hay personas muy reticentes y poco confiadas en la consecución de los objetivos que cada producto promete. En este caso, sólo puedo decir que, además de nuestra constancia, estas cremas pueden llegar a ser muy eficaces gracias a la ciencia y a los avances que han descubierto los elementos básicos para conseguir una piel casi perfecta.
Los cosméticos que hoy están a nuestro alcance, contienen, entre otros, péptidos, que son fragmentos de moléculas de proteínas, y que pueden incrementar la producción de colágeno y elastina, y así engrosar la piel y proporcionarle más elasticidad. Muy conocido también el ácido Hialurónico, que es un componente del tejido conectivo que se genera naturalmente y que otorga fuerza y flexibilidad, ayudando a mantener la piel hidratada y contribuyendo a otorgarle una apariencia más rejuvenecida.
Por su parte, la incorporación de la niacinamida (más conocida como vitamina B3) en los tratamientos anti-edad ha contribuido a un incremento de la producción de colágeno, por lo que su aplicación directa reduce la aparición de líneas de expresión y arrugas, además de disminuir la oleosidad de la piel, dando una mayor apariencia de tersura.
Finalmente, los últimos avances científicos a disposición de la cosmética, se están volcando en el estudio de los genes, intentando comprender cuáles son los que se ven afectados por el proceso de envejecimiento, y así poder actuar directamente sobre ellos y revertir, en unos casos, y retardar, en otros, la aparición de las arrugas, manteniendo la piel joven durante más tiempo.