A pesar de la crisis económica que estamos atravesando, la Navidad siempre se presenta como una época del año donde mucha gente se intercambia regalos. Nada gusta más que acertar con lo que has elegido para los demás, pero también nos gusta que acierten con nosotras, algo que no suele ocurrir, y de lo que a veces nosotras mismas somos culpables, por no saber pedir.
En mi opinión, la Navidad es el momento ideal para hacer y recibir un regalo especial, algo que nunca caería en otra época del año, por lo que es muy importante que tengamos decidido qué es lo que nos haría ilusión de verdad. En lo que a productos de tratamiento y maquillaje se refiere, al igual que en perfumería, es donde se produce el mayor número de cambios y devoluciones, y esto lo tenemos que arreglar.
Parto de la base de que un allegado te pregunta lo que pides, alguien con quien tienes confianza (pareja, familiar, etc.), ¿por qué le contestas “lo que tú quieras”?, no está de más que des pistas sobre lo que realmente quieres, les ayudarás y tú recibirás un regalo de tu agrado. Si eres amante de las sorpresas, dales una lista con varias opciones, y así no sabrás cuál es tu regalo hasta el final.
– Para tratamientos: lo mejor es pedir aquel producto complementario que, normalmente, “no nos podemos permitir” (un sérum, un contorno de ojos…), ya que la crema hidratante habitual la compras tú normalmente.
– Para maquillaje: este regalo es totalmente personal. Tu piel y tus rasgos necesitan una textura y un color que sólo tú conoces, por ello es importante que les facilites todos los datos: marca, numeración, etc., y así evitar ir a cambiarlo posteriormente.
– Para perfumes: puedes decantarte por tu fragancia favorita, pero si quieres cambiar porque te tiene buena pinta el de un anuncio o el que usa una amiga, pásate primero por una perfumería y pruébalo en tu propia piel, ya que es posible que no produzca la reacción esperada.