Tener unas manos bonitas es uno de los rasgos más femeninos y delicados que puede poseer una mujer. Para ello, hay que ofrecerles unos cuidados continuos que favorezcan un tacto tan suave que pueda percibirse a simple vista. Uno de estos cuidados fundamentales es la hidratación. Es necesario habituarse a aplicaciones diarias de cremas que equilibren los niveles necesarios de agua y vigilar que no contengan excesos que produzcan grasa.
Esta hidratación debe aplicarse también en las uñas, una zona que solemos pasar de largo a la hora de ponernos cremitas. El hecho de que mantengas las uñas también hidratadas contribuirá en gran medida a mantenerlas fuertes y sanas, y por lo tanto, más brillantes. La parte de uña que vemos en la superficie del dedo es el término final de una larga lámina que se encoge bajo nuestras yemas a modo de caracolillo, por ese motivo es por el que también debemos efectuar un masaje fortalecedor en esa zona.
Nada mejor para completar la imagen de unas manos bonitas que conseguir un brillo espectacular en las uñas. Este brillo no viene dado solo de los barnices que completan la manicura, sino que hay que trabajarlo desde capas anteriores. A la hora de arreglarte las cutículas, no arrastres ni empujes sobre la uña con ninguna herramienta metálica, acostúmbrate a hacerlo con un palito de naranjo o, mejor aún, que te apliques líquidos quitacutículas que las ablanden y te faciliten su extracción. Cuando te limes, procura que nunca sea con la lima apoyada en la uña como si dieras contra un muro, eso debilita, abre en capas y resta brillo.
Para pintarte: utiliza siempre una base protectora y luego elige barnices que contengan ingredientes ultra shine, que favorecerán que el brillo dure mucho más tiempo. Hazte también con un brillo transparente, que es un producto diferente a la base. Este brillo podrás aplicártelo incluso a diario sin que por ello te engorde el volumen del barniz, además actuará de barrera frente a posibles roces y golpecitos que pudieran favorecer que el color se desgastara.