Las esponjas de maquillaje te ayudan a aplicar tu base en crema, fluida o en polvos de una manera más uniforme y conseguir así un acabado muy natural. Son prácticas y solamente tendrás que tener cuidado de lavarlas cada vez que las emplees para que no aparezcan bacterias y te duren mucho más tiempo. No obstante, no todas pueden reutilizarse y las hay de un solo uso… En el artículo de hoy vamos a ver algunos consejos para poder sacarles el máximo partido.
Cómo aplicar el maquillaje
Estas esponjas las puedes usar para base en crema o líquida, también para el corrector y para polvos (no será el mismo tipo de esponja). Coloca un poco de base en la esponja y aplica en la piel. También puedes ponerte el producto en la piel directamente para extender con la esponja, aunque controlarás peor la cantidad que te estás dando.
La evolución de las esponjas
Las esponjas de siempre son aquellas que tienen forma redonda y plana o triangular. Son económicas aunque las que han ido apareciendo en el mercado te ayudarán a lograr un mejor acabado. Se trata de las que tienen forma de huevo, las Beauty Blender o las Perfect Blender, ideales para lograr un aspecto mucho más natural con una cobertura ligera y uniforme. Gracias a su forma podrás llegar a todos los rincones de tu rostro.
¿Esponja seca o mojada?
Para aplicar tu base puedes humedecer un poco la esponja o utilizarla seca. Si queres una capa fina es mejor que la mojes y la escurras; esto también te ayudará si tienes la piel seca. Eso sí, siempre difumina muy bien para que se extienda el producto correctamente. Para capas más gruesas, será mejor la esponja seca, también si quieres camuflar algún tipo de imperfección o aplicar corrector.