La moda en peluquería y maquillaje avanza día a día, tanto en tendencias como en productos e información. Hoy en día tienes a tu alcance multitud de revistas y productos para llevar a cabo variados looks a domicilio. Pero no siempre das con la imagen que estás buscando, por eso, a veces es conveniente que te pongas en manos de un profesional. A la hora de acudir a un salón de belleza para mí es fundamental tener buen feeling con mi estilista. Es posible que no sepas qué estilo quieres lucir, pero es imprescindible que sí sepas lo que no quieres hacerte y que se lo dejes muy claro.
La comunicación entre ambos es básica. Puedes acompañarte de fotografías que hayas elegido previamente, tanto de lo que te gusta como de lo que no. La confianza en tu peluquero no pasa sólo por lo profesional, ya que hay aspectos personales que puedes comentarle porque a veces una situación de cambio, nervios u hormonal, puede interceder en los resultados. Por ejemplo, si te vas a hacer una permanente, moldeado u otro tipo de rizado, y estás con la menstruación, nunca te subirá el rizo con la misma fuerza que si no estuvieras en esos días. Lo mismo ocurre con el volumen del cabello. Estar embarazada también es un cambio hormonal importante.
Problemas médicos relacionados con el estómago o con la dentadura, afectarán mucho en tu pelo, que puede sufrir caída fuera de la época o quedarte más lamido o graso. Asuntos personales como un despido, una ruptura, etc., también pueden afectar en el resultado. Eso sí, no aproveches nunca un fracaso personal para hacerte un cambio radical de imagen; eso de estar medio deprimida y decirle a tu peluquero “Haz lo que quieras” te puede traer más de un disgusto que, lejos de ayudarte, te hundirá aún más. Tu look perfecto es el resultado de tu buena relación con la persona en cuyas manos te pones.