En muchas ocasiones, nos maquillamos por mera rutina, bien sea para ir al trabajo, bajar a hacer unas compras o, simplemente, para tomar un café. Este hábito ocasionas, a veces, la mala costumbre de no utilizar con detalle y dedicación todos los productos de belleza y maquillaje que guardamos en un cajón. Por este motivo, cuando deseamos maquillarnos para una ocasión especial, no siempre sabemos a qué se debe ese resultado que no alcanza la perfección.
Una de las causas puede ser el iluminador, por no haberlo aplicado correctamente o, lo más probable, por no haberlo utilizado. Los iluminadores son productos cosméticos cuyo uso no estaba muy extendido, pero, afortunadamente, cada vez son más las casas que los fabrican y distribuyen y, a su vez, es mayor el número de mujeres que se está habituando a su uso. Existen diferentes tipos de iluminador, y dependiendo de su formato, así será también su aplicación.
Por un lado, tienes bases que contienen esa función, bien sea en forma de crema hidratante o como fondo de maquillaje, su aplicación es muy sencilla, puesto que es la tradicional en este tipo de producto, sólo que debes cuidar bien la forma de extenderlo, para no concentrar toda la luz en un punto. Por otro lado, el más conocido, es el iluminador líquido, que suele venir en forma de lápiz con pincel aplicador incorporado en uno de sus extremos; este iluminador, lo puedes aplicar tanto encima como debajo del maquillaje, en las zonas donde quieres concentrar la luz: bajo el párpado inferior, en la frente, nariz, barbilla…
Otro formato que puedes encontrar es el iluminador en polvo, por lo general suelto, que aplicarás con la brocha después de haber soplado en ella para retirar excesos. Por último, algunas firmas de alta cosmética tienen un producto que es un iluminador en spray, con el que aplicarás una pulverización sobre el rostro, ya maquillado, y le devolverás el aspecto de frescor y lozanía que estabas buscando.