Estamos terminando el mes de febrero y a la mayoría de las personas les da la sensación de haber pasado un durísimo invierno. Con la llegada de marzo, es más habitual que el sol haga acto de presencia y que nos lancemos a la calle a sentir ese primer calorcito. Ya sea en un parque, playa o tomando un aperitivo en una terraza, a casi todo el mundo le gusta aprovechar los primeros rayos de sol.
Aunque los motivos para ello puedan ser varios, uno de los principales es la prisa que tenemos siempre por ponernos morenas. Estas prisas y la poca sensación de altas temperaturas nos puedan jugar una mala pasada, ya que existe la errónea leyenda de que el sol de primavera no tiene fuerza y, por tanto, no hace daño. Nada más lejos de la realidad ya que no solo es dañino para la piel sino que es la época en la que mayor número de dolores de cabeza se registran.
Lógicamente, la fuerza del sol no es la misma que en verano si comparamos los tramos horarios. Así como esos meses se desaconseja exponerse en las horas centrales del día, en primavera sí que podemos descansar bajo el sol a mediodía. Eso sí, hay que tomar precauciones como ponerse una crema de protección solar, cuyos niveles ronden el 20. Es muy importante tomar conciencia de ello, pues puedes quemarte si no estás bien protegida.
En cuanto a la cabeza, un ratito no pasa nada pero si vas a estar mucho tiempo parada bajo el sol también conviene que te cubras. De este modo evitarás cefaleas y, estéticamente hablando, evitarás que el sol dañe tu cabello. Quizá te parezca que no lo amarillea tanto, pero los niveles de deshidratación capilar que produce también provocan deshidratación y un aspecto bastante desmejorado.