Supongo que alguna vez te habrás cruzado con alguna chica por la calle, en el bus, en un supermercado… y habrás pensado “Quién me diera saber maquillarme así”, pues bien, salvo que esa chica venga directamente del salón de estética o se dedique a ello de manera provisional, lo más probable es que haya ido aprendiendo sola, pasito a pasito, algo de lo que tú también eres capaz.
Aprender a maquillarte en casa no es tan difícil, sólo requiere de un poquito de tiempo y de paciencia. El error más común es que pretendemos maquillarnos y que quede perfecto, justo antes de salir, por lo que la técnica no está depurada, las prisas ahogan, y los nervios nos humedecen la cara… un desastre. No dejes que esto te pase a ti.
Para maquillarte con éxito, necesitas partir de dos ideas fundamentales; por un lado, estudiarte bien delante de un espejo, averiguar qué rasgos de tu cara debes resaltar y cuáles necesitan ser corregidos. Por otro lado, es imprescindible que te decantes por un estilo de maquillaje que vaya contigo, con tu personalidad, y también con tu vestuario y el horario y lugar del evento al que vas.
A partir de ahí, todo es práctica. Prepara tu piel con una limpieza básica y rutinaria, después procede a la aplicación de la base de maquillaje; éste debe ser lo más parecido a tu tono de piel, y que se ajuste a las necesidades de la misma (grasa, seca, etc.). No tengas prisa, y extiéndelo concienzudamente, no olvidando el contorno de la barbilla y la proximidad de las orejas.
Una buena base es el lienzo perfecto para continuar. Píntate los ojos con una técnica que tengas depurada, de no ser así, opta por la rayita de toda la vida, y un poco de sombra natural. Es mejor ir poco maquillada, que mucho y mal. Lo mismo ocurre con los labios, perfílalos sólo si ya sabes hacerlo, nada afea más una imagen que ver trazos desiguales y sin cubrir.