Dicen que una imagen vale más que mil palabras, así que fíjate bien en la fotografía que ilustra este post para visualizar cómo no debes aplicarte nunca la base de maquillaje. Esta forma de repartir el producto a montoncitos por diferentes zonas del rostro es uno de los vicios más arraigados a la hora de maquillarse, y es lo peor que puedes hacer para conseguir un cutis natural que luzca con buen tono y sin imperfecciones.
Es cierto que hubo un tiempo en el que esta especie de cruz era el modo en que se aplicaba el maquillaje fluido antes de comenzar a extenderlo, algo que incluso hacían numerosos profesionales. Pero como todo en la vida, aprendemos de los errores y de éste en concreto hemos comprendido que así solo conseguimos que el producto se vaya secando ligeramente y luego queden unos topos apenas perceptibles al momento, pero que más tarde darán sensación de manchas en la piel.
Este gesto no debes realizarlo nunca, incluso si se da la circunstancia de que has cogido más producto del necesario. En ese caso, lo correcto sería que lo pusieras en la mano contraria a la que utilizas para maquillarte, y que lo vayas cogiendo de ahí como si se tratara de la paleta de un pintor. Así es cómo conseguirás que en la esponjita de maquillaje siempre se encuentre la cantidad justa que necesitas para ir extendiéndolo a la vez que lo aplicas.
Del mismo modo, la mejor manera de conseguir una bonita base de maquillaje es la que consiste en aplicar el producto únicamente en las zonas en las que quieres unificar el tono, y no por todo el rostro forzosamente. Por ese motivo, cada vez somos más las personas que nos hemos acostumbrado a maquillarnos con los dedos, el mejor método para extender el fluido porque, entre otras cosas, las yemas se quedan con las cantidades sobrantes.