Maquillaje sensual


Estar guapas, sentirnos bien y mostrar lo mejor de nosotras mismas es posible si tenemos en cuenta algunos aspectos, como el maquillaje, siempre equilibrado, y una buena actitud. Pero, si además, queremos resultar sensuales, enigmáticas y/o provocativas, esos aspectos deben ir aún más medidos.

La base principal de la sensualidad radica en la justa medida, en saber a la perfección qué es lo que queremos mostrar y qué es lo que queremos dejar a la imaginación. Este principio no tiene nada que ver con ese erróneo pensamiento de vestirme con lo mínimo y pintarme con lo máximo, el resultado va a ser totalmente opuesto a lo que pretendías.

Lo ideal está en un maquillaje que se note que forma parte de ti, que te conoces, que te has estudiado al milímetro y que sabes sacar partido a los rasgos que te dan más juego. Un perfecto delineado de ojos puede ser el aliado imprescindible para acometer tu objetivo. Utiliza un lápiz extrapigmentado en tono negro y, una vez esté bien afilado, traza una raya que complete el total de tu línea inferior.

Con eyeliner, realiza un trazo similar en el párpado superior, sólo que esta vez por encima de las pestañas, muy pegado al nacimiento. Obtener toda esta sensualidad en tu mirada tiene como clave la maestría del conocido como rabillo, que en esta ocasión va a tener más protagonismo en el extremo interior del ojo, y no en el exterior, como suele ser costumbre.

Difumina un poco de sombra, con matices oscuros de la gama de marrones, grises o negros; hazlo de un modo sutil, para que no reste protagonismo al trabajo del trazado. No olvides el rímel, pero tampoco abuses de él. Completa tu look con unos discretos labios, a los que puedes añadir algún producto que de la sensación de estar humedecidos, pero no pegajosos. Y cuida tus movimientos, el lenguaje corporal es más sensual que todo lo que puedas llegar a decir.

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