Si tiramos de lo enriquecido de nuestra lengua, y de su extenso refranero popular, podemos decir que “la perfección no existe”, pero si hablamos de conseguir un maquillaje perfecto, estamos hablando de conocer todas las claves imprescindibles para poder conjugar el buen estado del cutis, con una piel luminosa (pero sin brillos), y las técnicas de maquillaje que mejor acentúan tus rasgos y disimulan tus imperfecciones.
Para conseguirlo, tienes que tomar consciencia de que el resultado final de maquillarse no se ciñe estrictamente al momento en que te lo efectúas, por ello, es necesario que cuides tu piel, día a día, y la vayas preparando para la perfecta aplicación de cada producto. Eliminar células muertas es fundamental para conseguir un cutis uniforme en cuanto al color y a pequeñas rugosidades, algo que conseguirás realizándote una limpieza ocasional, que podrás mantener con productos de limpieza diaria que contienen ingredientes exfoliantes suaves.
Esa limpieza diaria es “obligatoria” para liberar la piel de todos los agentes (externos e internos) que la contaminan a lo largo del día, y sólo de este modo conseguirás amanecer cada mañana con un rostro resplandeciente y sin signos evidentes de estrés. Aprovecha la noche para recuperar la juventud en tu rostro, por lo que deberás aplicarte una crema hidro-nutritiva que actuará eficazmente mientras duermes; del mismo modo, la noche es el mejor momento para aplicarse un contorno de ojos de efecto regenerador, que en muchas ocasiones será diferente al de uso diurno, que suele ser tensor.
Cada mañana, lavarás la piel con agua y la secarás a toquecitos con una toalla de uso exclusivo facial, y posteriormente conviene pasar una bolita de algodón con un tónico que purifique y refresque tu piel, antes de aplicar los tratamientos y cremas faciales que utilices a diario. De este modo tan constante, conseguirás que tu piel sea el lienzo perfecto sobre el que trabajar las técnicas de maquillaje que más te favorecen.