El efecto buena cara es una técnica de maquillaje que se está empleando muchísimo en los últimos años, dejando atrás otras mucho más exageradas que llenaban nuestros rostros de color y que no siempre resultaban favorecedoras. Hoy se lleva el maquillaje natural, pero no te confundas, ya que eso no significa ir prácticamente con la cara lavada. Más bien todo lo contrario, necesitarás varios productos y seguir unos pasos muy concretos. De todo ello hablaremos a continuación.
Primer paso: cutis perfecto
Limpia tu cutis y ponte una crema hidratante indicada para tu tipo de piel. Si lo necesitas, aplica un corrector en las zonas que tengas ojeras y/o imperfecciones. De manera opcional, puedes utilizar una prebase de maquillaje, que es un producto perfeccionador que afina los poros y favorece el efecto piel descansada. Pon iluminador en las zonas que quieras que la luz te aporte mayor resplandor (queda genial bajo los ojos, hacia la sien).
Ahora utiliza una base de maquillaje cuyo color sea igual o algo más claro que el tono de tu piel. Personalmente, te recomiendo aplicarla con una brocha de maquillaje o con los dedos, las dos formas de conseguir un acabado más natural. Extiéndela bien y no dejes marcas en el contorno del rostro. Termina el proceso aplicando unos polvos traslúcidos que eviten la aparición de brillos.
Segundo paso: los ojos
Para conseguir un maquillaje natural es muy importante que uses en los ojos tonos neutros como el beige o el nude. Utiliza sombras que no sean brillantes ni metalizadas y ponlas después de haber maquillado también el párpado. Puedes delinear un poquito el nacimiento de las pestañas con un lápiz marrón, pero procura no usarlo en la raya inferior. Completa tu mirada con un rímel que maquille tus pestañas sin exagerarlas.
Tercer paso: los labios
Aunque hablemos de un maquillaje natural, es imprescindible que lleves un poquito de color y/o brillo en tus labios. Si tienes un perfilador exactamente igual, puedes utilizarlo, si es en otro tono, será mejor que prescindas de él. El labial que utilices ha de ser de un tono discreto y tener un acabado jugoso.
Cuarto paso: el colorete
Dependiendo del efecto que quieras conseguir, puedes decantarte por un colorete en tonos tierra o rosado. Toma poca cantidad de producto con una brocha y sopla sobre ella para eliminar cualquier excedente. Aplícalo en las mejillas y parte del pómulo con un ligero movimiento circular para que quede como si fuera un rubor natural.