Ventajas de exfoliarse el rostro en la ducha


Quien me haya leído con cierta regularidad sabrá que en muchas ocasiones incido en la importancia de de tener la piel limpia y hidratada, pues estos son los 2 pilares para conseguir su mejor aspecto. Una parte fundamental de estos cuidados es la exfoliación, básica para eliminar células muertas y favorecer el proceso de regeneración. Una práctica que debes incluir con cierta regularidad para conseguir que tu rostro se muestre uniforme, tanto en su superficie como en el tono de la piel.

Pues bien, debo reconocer que incluso a mí hay veces en las que me daba un poquito de pereza exfoliarme, y ya no por el acto en sí, que es bastante rápido, sino por lo engorroso que a veces puede llegar a resultar. Si quieres que tu cutis quede bien, debes acercarte demasiado al nacimiento del pelo, por lo que deberás cubrirlo con una banda o tener cuidado de no aproximarte demasiado.

¿Por qué no en la ducha?

Aún con todo ese cuidado, en algunas ocasiones he manchado las raíces, o bien con el exfoliante, o si no con el aclarado. ¡Un rollo! Así que ayer mismo me dije ¿Por qué no en la ducha? Y no veas la diferencia… Obviamente, elegí un día en el que me iba a lavar el pelo, por lo que mojé mi cabeza por completo, retirando todo el cabello hacia atrás y comencé a exfoliarme.

Máxima comodidad

La sensación fue fantástica. Además, el vapor abre los poros, por lo que esta exfoliación fue mucho más completa que las que hago (o hacía) en el lavabo. Después me aclaré perfectamente bajo el grifo de la ducha y me lavé el pelo como de costumbre. Así que, si había quedado por ahí algún resto, ya se eliminó por completo. Es posible que más gente lo haga así, pero a mí no se me había ocurrido hasta ahora, por eso quise compartirlo contigo para ayudarte a que ese momento sea de absoluto placer y no de pereza.

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