Pies suaves y sin asperezas


La falta de atención y cuidados de nuestros pies son una de las causas de que los mismos se encuentren habitualmente con una apariencia seca, agrietada y generalmente envejecida y poco vistosa.

Sin embargo, está en nuestra mano hacer que esto cambie de una vez por todas con el simple hecho de adquirir algunos buenos hábitos y una rutina que los mantenga siempre en el estado ideal.

Para empezar debes romper con el actual (y probablemente habitual) estado de tus pies, para lo que un ritual de exfoliación y rehidratación es fundamental.

El primer paso es eliminar las pieles muertas de las zonas que acostumbran a estar más agrietadas, muy especialmente los talones. Para ello existen varias técnicas caseras y también a manos de profesionales: Limas, piedra pómez, cuchillas específicas y ahora también hasta tratamientos que utilizan a los pececitos para eliminar las pieles… ¡Increíble!

Antes de comenzar a llevar a cabo cualquiera de ellos no olvides que será más fácil si metes en remojo tus pies en agua templada o caliente durante unos 10 minutos con el fin de que la piel se reblandezca.

Al acabar de rascar las duricias y suavizar la zona un producto exfoliante (aquellos con granitos son una buena opción) puede servirte para rematar la faena de eliminar las pieles muertas.

Después de esto y a partir del mismo día puedes comenzar a tomar el hábito de aplicar cada noche antes de acostarte una crema específica para pies dejándola actuar hasta que se seque por sí sola. También se dice que colocarse unos calcetines con la crema aún húmeda es uno de los mejores trucos para que el producto penetre mejor y los resultados se noten más rápidamente.

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