Son muchas las mujeres que dedican unos minutos cada mañana a peinarse y maquillarse como parte de una rutina diaria, un acto al que es bueno acostumbrarse para no caer en el bucle del desarreglo y sus consabidas consecuencias de bajadas de autoestima. Del mismo modo, vestuario y complementos conforman una parte importante de sus costumbres diarias, tratando de lucir siempre un aspecto favorecedor y moderno. A todo ello nunca puede faltarle una pequeña dosis de perfume.
El perfume es una parte muy importante en el arreglo de la mujer, hasta el punto de ser muchas las que dicen sentirse desnudas si no lo usan. Tener un aroma con el que te sientas identificada acaba siendo como parte de ti, como el timbre de tu voz o cualquiera de tus gestos. Tu perfume es algo que te identifica siempre ante los demás hasta el punto de que su estela queda en la memoria de la gente que te rodea y que luego la huele en otra parte y le trae gratos recuerdos de ti.
Lo que sí conviene tener en cuenta es que no siempre podemos utilizar el mismo perfume para todas las horas del día ni todos los meses del año, del mismo modo que tampoco lo hacemos con la ropa, puesto que cada ocasión requiere de una serie de reglas o normas a seguir. Por lo general, las aguas frescas están recomendadas para primeras horas del día, pudiendo prolongarse durante los meses de verano. Los perfumes propiamente dichos y las esencias se ciñen a horarios nocturnos y eventos especiales.
Aún así, si tienes una fragancia con la que identificarte, no dudes en consultar todas las secuelas que han ido naciendo de ella, puesto que cada vez es más habitual que los fabricantes perfumistas incorporen o retiren ciertos ingredientes de una fragancia para acoplar su aroma a tus necesidades, de modo que puedas disfrutar de ella todo el año en su justa medida, sin que sea demasiado fresca ni demasiado cargada.