Hay ocasiones en las que vamos a acudir a una cenita con amigos, una boda, u otro evento, y ahí es cuando ponemos toda la carne en el asador para poder ofrecer lo mejor de nuestra imagen, pero claro, también es cuando nos damos cuenta de que no estamos todo lo bien que deberíamos.
Es en ese momento cuando comprendemos que lo mejor hubiera sido habernos habituado a una rutina de belleza corporal y que lo ideal sería llevarla a cabo durante todo el año. De todos es sabido que mantenerse en forma no es solamente un acto saludable, sino que también aporta grandes beneficios en el aspecto estético, y no sólo por el hecho de estar delgada, sino porque a la vez que adelgazas, eliminas celulitis, tersas la piel y moldeas tu cuerpo.
Por ello, el primer concepto básico es el de acostumbrarnos a realizar una actividad física diaria, por escasa que sea, y que puede consistir en caminar media horita diaria, este detalle tan simple lo notarás enseguida, y una ventaja que tiene es que si por cualquier motivo tienes que abandonarlo, tu cuerpo no sufrirá ningún cambio negativo exagerado, como cuando dejas el gimnasio.
Por otro lado, una correcta alimentación también es fundamental, y no hablo de ponerse a dieta ni nada parecido, si te acostumbras a comer pescado y verduras 4 días por semana, y rebajas la carne a una ración semanal, verás que pronto notas innumerables beneficios, no sólo en tu silueta, sino que yo los he notado en la textura de la piel, en la luminosidad del cutis, en la fuerza que cogen uñas y pelo… y todo ello comiendo de un modo habitual, especialmente los fines de semana.
Lógicamente, acostumbrarte a beber una botellita diaria de litro y medio de agua es el colofón final para que tu cuerpo se sienta como si le hubieras regalado el mejor tratamiento spa.